sábado, 10 de octubre de 2015

dedicado a los imsomnes...para hacerles dormir


 .



El otro día en el metro tomé unas fotos dejándome llevar por lo que tengo delante. Lo hago a menudo. La primera vez la recuerdo con claridad. Fue hace la torta de años. En lugar de la discreta cámara del móvil llevaba una aparatosa y bella Yashica de dos objetivos. Sin un propósito definido eché a andar por la calle mirando a mi alrededor a través del visor. Eso lo cambió todo. Qué clase de magia se produjo no lo sé.


.
este jóven viajero pelirrojo tenía el pelo rizado y la piel cubierta de pecas.

Según los psicólogos de la percepción y algún que otro artista, en cuanto pones un marco  a la escena esta cobra un nuevo vigor. Se generan tensiones entre las líneas que forman la imagen y las líneas de los límites que las contienen. Se crea una estructura en equilibrio. Si se quita ese marco, ese equilibrio se dispersa y desmorona. Lo orientales lo comprendieron bien cuando colocaban muros en medio de un paisaje y en esos muros abrían ventanas para enmarcar lo que podía verse al otro lado.


.
los ojos de la mujer eran varios tonos más claros que su piel y muy grandes.

Quizás todo esto fue lo que a mí me sucedió aquel día cuando paseaba mirando por el encuadre del visor. Pero , aunque se trató de una ayuda definitiva, no era, ni podía ser, el meollo de mi emoción. Lo sé porque ahora no necesito mirar a través de un encuadre para ver.

La realidad no es interesante porque o cuando se la mira por un visor. Un visor lo que hace es organizar el interés que te motiva la escena. Ese interés se apoya en tu atención. Cuanto más atención pones en algo , más interés  te devuelve. Esto sí que es mágico. 


.
la mujer de las sandalias, ¡pobre! tenía una expresión de enorme fatiga.

No sé si los psicólogos de la percepción tienen teorías que lo expliquen. Supongo que tendrá algo que ver con la evolución de los seres humanos como especie y la necesidad que hemos venido desarrollando de diversificarnos y especializarnos por individuos en materias muy distintas para así abarcar más.


.
el tipo a su lado era ya onda viejuna... como yo; pero con algo más de pelo.

De modo que, en resumen: tenemos una Realidad de la cual formamos parte... esto es importante destacar... Esta realidad estamos acostumbrados a vivirla como un doble acontecimiento: exterior e interior. Lo que sucede fuera y lo que nos sucede dentro. Lo que sucede fuera nos suscita interés; Pero no todo lo que sucede nos conmueve igual . Lo que nos  ocurre dentro genera una especial y específica atención por lo que hay fuera...Sólo en según qué casos.

La ventana, el marco, el encuadre pueden ser herramientas definitivas para dar forma a ese encuentro. Pero no son el encuentro.


.
de la mujer de la chaqueta en el brazo no tengo nada que decir... sólo que estaba allí.

Por último, ah! El artista se pone a trabajar y el resultado es fiel reflejo de todo esto... o no... En mi caso, en el caso de estas acuarelas que aquí se muestran, sucedían muchas más cosas que llamaron mi atención de las que fui capaz de poner. Me da coraje, no dogo que no. Pero si no aceptara mis límites no tendría espíritu para seguir intentandolo.


.
el hombre sentado me miraba mientras hacía las fotos aunque ... para ser sincero:  ni siquiera estaba ese día allí. Le tomé prestado de otro día, otro trayecto.



.