sábado, 6 de junio de 2015

banalidades en torno a las "parejas perfectas"


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Esta mañana he desayunado con mi amigo Franz en la Casa de Campo,  como tenemos por costumbre   los fines  de semana desde el año de la Tana. Comparto con  Franz la afición por la Casa de Campo y también por madrugar. Sin embargo hacía tiempo que, por unas cosas o por otras, no nos era posible coincidir y   acumulábamos cierto retraso en los asuntos de la vida del otro.




  Como buenos madrugadores, nos gusta aprovechar el tiempo y hacer cuantas más cosas mejor  antes de que los demás se espabilen y empiecen a interferir. Por ello,  a pesar del retraso, no hemos aguantado más de una hora compartiendo café. Hemos ido al grano: ¿qué has hecho ultimamente? ¿qué estás haciendo? y ¿cuales son tus planes inmediatos?

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Naturalmente   he mencionado  "parejas perfectas" pero estaba al corriente porque me sigue en el blog.  ( La mayoría de mis amigos me siguen en el blog porque no les queda más remedio: les miro mal hasta que en el saludo  incluyen "ví tu última entrada y está muy bien".  De forma consecuente tampoco   exijo  detalles y podemos seguir con nuestra  amistad.)

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Lo cierto es que Franz verdaderamente sí que estaba al corriente de las últimas entradas y le gustaban tanto la   iniciativa como  los resultados.  Estuve  de acuerdo en líneas generales y añadí _ por si acaso se le había pasado por alto - que no  podía uno dejarse engañar por el aparente efecto ligero, espontáneo y sencillo de las  acuarelas; porque cada trazo aspira a estar hecho de una sola pincelada y, naturalmente, eso exige una concentración y pericia que no siempre se aprecia ni se valora. 

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He desarrollado un don para aprovechar los silencios que resultan mientras mi interlocutor decide  si informarme o no de lo pedante que resulto...   y  continúo: "por ejemplo, este brazo que te ha parecido un tanto contrahecho por culpa de  la pantalla del móvil, que  no se ve bien, está en esta posición porque sujeta el cabestrillo con el que ayuda a andar a su perro. Si te fijas, apreciarás que desde el hombro hasta los dedos  todo está modelado con un único y preciso movimiento de pincel. ¿te das cuenta? 

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Franz se da perfecta cuenta y añade que quizás me está quitando tiempo para esta gran tarea y que deberíamos movernos ya.

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Caminamos juntos hasta el punto donde nos separaremos y en el trayecto se cruza con nosotros una de estas   "parejas perfectas" . Es un señor muy mayor y su perro aún más viejito . Los dos caminan al tran-tran -  el perro más - y cada tanto, cada uno con su fatiga, se gira para comprobar que el otro aún sigue ahí. Su vínculo es fortísimo. Probablemente es lo  que les sostiene y les anima a disfrutar de esta soleada mañana de Junio.

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Se me hace un nudo en la garganta que no me permite explicarle a Franz  lo que realmente quisiera poner en   estos dibujitos.





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1 comentario:

Mariana dijo...

Jorge un gran trabajo!!! De tus manos a la pared de mi salón