martes, 29 de julio de 2014

casi en Agosto

Este mes de Julio que ya termina ha supuesto para mí una pequeña debacle tecnológica. Sin ordenador y sin móvil me he quedado casi - ¿felizmente? - incomunicado. Además he tenido lumbago y otros mil dolores pequeños pero ha sido un buen mes a pesar de todo.


.
campamento de verano . 160 x 200 óleo sobre lino.
La razón es la de siempre: si a pesar de todo puedo pintar, no hay grandes pesares ni penas que valgan. No me considero un gran artista ni creo tener una gran vocación. Es sólo que me falta la imaginación para enfrentarme a la vida y hacer con ella cosas distintas y estupendas, así que si puedo mantenerme en la pintura que es lo que estoy acostumbrado a hacer, ya soy feliz.


España y yo somos así. 160 X 295. oleo sobre lino.


Si además de pintar logro terminar algún cuadro, no sólo soy feliz sino que además cacareo. Mi forma de cacarear es publicar en el blog, así que estoy contento de que me hayan entregado el ordenador a tiempo para despedirme de ustedes, ahora que las vacaciones- las suyas- se echan encima. 

Me temo que no me han dejado la computadora muy fina. En pantalla se ven los amarillos muy fuertes. Lástima.

.


 




miércoles, 9 de julio de 2014

cuadros en los que ocurren cosas

Cuando era niño, muy niño, recuerdo que me fascinaba un libro que había en  casa que se llamaba “Grandes Pinacotecas Del Mundo”. Cuando eres niño el tiempo corre distinto así que aunque tengo la sensación de que pasaba horas mirando las ilustraciones del libro, Pero es probable que fueran sólo ratitos. Lo que importa es que el tiempo se detenía, igual que en los cuadros del libro, y me permitía observar a placer al contrario de lo que  ocurría con la tele; ni por supuesto con la vida en general. Lo cierto es que yo no entendía nada. Ni de lo que pasaba en aquellos cuadros, ni en la tele, ni por supuesto en la vida. Hay cosas que no cambian. 

.
un abrazo. oleo sobre tabla. 56 X 122


Me gustaban especialmente los cuadros de Rubens, con aquellas señoras con la cara repetida a las que les pasaban cosas tan raras y luego los caballos congelados en posiciones inverosímiles con los ojos desencajados y esas  crines tan sedosas que te apatecía acariciar... Daba igual no entender nada de lo que ocurría porque lo importamte era que tenías todo el tiempo del mundo para disfrutarlo. Podías cerrar el libro y cuando lo volvieras a abrir las señoras en pelotas y los caballos cabreados iban a continuar exactamente en el mismo equilibrio.

hoguera abandonada. óleo sobre tabla. 56 X 122


Ya siendo un poco más mayor me sigue gustando mirar cuadros en los que no sé qué ocurre. Incluso me gusta pintarlos porque me divierte comprobar que lo que ocurre no tiene importancia hasta que en el cuadro no alcanza el equilibrio. Al parecer eso es lo que importa. 

cauce seco. óleo sobre tabla. 56 X 122

pequeño paisaje de ida y vuelta

Añadir leyenda





.

martes, 8 de julio de 2014

solar

El barrio donde vivo es un lugar bastante feo, la verdad. Fué construído a toda prisa y sin ningún concierto después de la guerra civil y se fué demoliendo a la misma velocidad que se volvía a edificar en solares pequeños y destartalados.

solar con tápia roja o el pequeño mago. öleo sobre lino. 60x73


 Mi barrio es tan feo que se da la vuelta y acaba por resultar que tiene encanto.



pequeño mago, detalle

domingo, 6 de julio de 2014

el lector ensimismado (dibujos y proceso)

Si eres habitual de este blog ya sabrás que soy un aminal de costumbres pues no sólo no me canso de repetirlo sino que además no puedo ocultarlo.
Por eso he tenido que rehacer el comienzo de este texto: Venía a decir más o menos así: Hace cosa de un año paseaba por la margen del lago de la Casa de Campo cuando..." Y me he dado cuenta de que no es nada excepcional que hace un año paseara por allí porque resulta que lo hago casi todos los días y a veces por partida doble.
El parque se llena o vacía según la hora, las estaciones y los días de la semana. Un observador habitual -o sea yo mismo- disfruta con los cambios y comprende que no hay dos momentos iguales por más que el escenario sea el mismo. No necesito viajar.
Aquella tarde hermosa de domingo de finales de primavera el lago estaba petado de paseantes felices. Familias, grupos de amigos, parejitas... "Curra" y yo... y un jóven absorto en su lectura en medio de todo el alegre caos circundante. Como no podía ser menos el contraste llamaba la atención. Así que me arrimé todo lo que pude y mandé a "Curra" a alborotar por su lado a ver si conseguía romper su ensimismamiento. Quería averiguar el título del libro que ejercía tan gran poder de absorción.
Pero no hubo manera.


jueves, 3 de julio de 2014

el lector ensimismado





Cada vez que veo a alguien absorto en su lectura siento el impulso de ponerme a su lado y preguntar de modo cómplice por lo que lee. Es mi espíritu cotilla y envidioso. Si: siento envidia y celos de la intimidad y de la complicidad que se genera entre un buen libro y su lector. Naturalmente  me contengo; pero no por educación, sino porque me falta desparpajo y porque sé que en esa relacción raramente caben tres. De modo que me conformo con mirar. Soy un voyeur de personas leyendo. Sigo el movimiento de sus ojos sobre las líneas. Intuyo las palabras que casi llegan a los labios e imagino o creo adivinar la trama por la postura corporal. Cuanto más limpia es la burbuja en la que se aisla el lector con su libro, más clara y más interesante es la imagen que proyecta. Cuanto mayor es su concentración, más fuerte es el silencio que les rodea, estén donde estén. Es un espectáculo fascinante.