A principios de semana mi amigo Nacho
Somovilla me telefoneó desde Barcelona, donde vive, para contarme nosequé
cosas. Casi nunca consigo enterarme de lo que me dice Nacho porque habla tan
singularmente bien que se me olvida que las palabras están hechas para contar
algo y no sólo para escuchar su música y el ritmo con el que una frase se
engarza con otra. Escuchar a Nacho hablando de cualquier cosa es como
acomodarse en un balancín en la fresca sombra de una pérgola con glicinias...
¡toma!
El caso es que me pareció que me notificaba
algo de una presentación o muestra o evento o algo...en la tienda de Helena
Rohner en bcn relacionado o no, con el día de San Jordi y que quizás unas
acuarelitas mías podían estar presentes. Creo que se mencionó también el libro
de “El jardín escondido” del que Nacho es coautor y en el que yo colaboré con
algunas ilustraciones.
Después de decirle a todo que sí se me
ocurrió que, ya que la ocasión quizás estaba relacionada con el santo de mi tocayo, bien podía intentar añadir a mi colección de
acuarelas la de alguna que intentara parecerse a una rosa.
Pintar rosas es dificilísimo y más a la acuarela
y mucho más si se trata de hacer bien... así que no hay más remedio que
abandonarse como al verbo de Nacho y dejarse deslizar por el pincel en las
suaves espirales que despliegan el corazón de esta flor misteriosa de la cual
se ha llegado a decir que una rosa es una rosa es una rosa... y ver qué pasa.
En fin, si queréis enteraros algo más o mejor
que yo de todo esto quizás podáis dar una vuelta por www.labibliotecadeljardín.com o www.helenarohner.com o si
estáis en Barcelona por l´espaseria, 13 y me lo contáis; pero tú no, Nacho.
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