Llevo
unas cuantas semanas intentando cumplir con el encargo de hacer unas cuantas
ilustraciones con un tema: la obra de Gaudí.
A pesar
de que se trata de algo bastante concreto, la obra de Gaudí es tan
impresionante por su extensión y complejidad que no es nada fácil centrarse en
algo y ser resolutivo. Además, hacer una ilustración interesante
tampoco es moco de pavo. Se puede recurrir a formas de hacer consolidadas. Es decir: copiar lo que otros han hecho. No
hay más que tener algo de oficio... pero resulta tremendamente aburrido. El
cliente siempre quiere apostar por lo seguro y uno está seguro de que su propia
apuesta es la mejor. Todos tratamos de convertir en certezas nuestras
intuiciones. Es divertido encontrar un terreno común. Creo que lo hemos
conseguido pero por desgracia no puedo hacerlo público por lo que no debo sacarlo en este blog. Mi cliente
desconfía de los piratas. Yo le digo que los piratas no se lanzan sobre el
trabajo de un mindundi (yo). Los piratas se aprovechan de la falta de criterio
de la gente que quiere algo ya refrendado por el éxito. Sin embargo mi cliente dice que hay piratas que tampoco tienen criterio
y que mejor no arriesgar. Así que yo digo que bueno y ya hemos encontrado otro
lugar para el acuerdo.
Lo
cierto es que de tanto menear el asunto le he acabado por coger un cariño
extraordinario al trabajo de Gaudí y le he querido hacer un pequeño homenaje al
margen, eso sí, de las ilustraciones dichosas del encargo. Encontré esta foto
de cuando era joven y la he pirateado a mi modo.
1 comentario:
El otro día, casualmente también a través de Instagram, conocí las circunstancias que rodearon la muerte de Gaudí. Se me partió el corazón. Y lloré al pensar que seguimos siendo igual de insolidarios que entonces. O más.
Publicar un comentario