jueves, 15 de mayo de 2014

kakemonos cuatro de cinco




Kakemonos de mayo 2014 (4)

Esto de los Kakemonos es una apropiación que espero no sea demasiado indebida de un término oriental- japonés, creo_ que sirve para designar unas obras de caligrafía, pintura o ambas; sobre papel o seda que pueden recogerse con facilidad y exponerse sólo cuando a uno le apetece o cree conveniente;  que bien pudiera ser siempre, o  sólo por   luna nueva o en el día  de la patrona. Esta singularidad   convierte la experiencia de la contemplación  en un acto consciente y voluntario y con ello la intensifica y da un valor añadido. No es algo que está  ahí, siempre igual, y que la costumbre puede volver  invisible. 

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Naturalmente todo lo que pueda dar más reconocimiento a las cosas que uno hace resulta muy tentador para apropiárselo. Nuestra cultura es más bien de ir con “todo” al escaparate  y a mí mismo nada me agrada más que ser colocado con carácter permanente e indiscutible en el mejor sitio de la casa. Pero por si acaso algún día me vuelvo mejor, más humilde, voy por delante de mí mismo con los kakemonos por bandera y luego que cada cual haga en su casa lo que quiera.

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En las casas tradicionales de oriente había un lugar especial para desplegar y colgar los kakemonos. Este lugar era compartido por otros, digamos, “objetos de contemplación” como pudiera ser una cerámica, una ofrenda o unas flores. Las flores son especialmente sensibles a esta idea de presencia en el tiempo pues su carácter efímero hace tomar especial consciencia del momento presente que vivimos. Supongo que de eso se trata... confío... porque si no desde luego que estoy haciendo el memo en llamar a estas piezas mías Kakemonos y más me valiera buscarle otro nombre...

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