Advertencia: en ocasiones escribo este blog sólo para mí mismo. En esas ocasiones me convierto en un plomo. Ahora lo entiendes,¿ verdad?¿ Pensabas que no me había dado cuenta? Pues sí,; pero es que no me importa. Este es el caso... así que si quieres mira sólo las imágenes.
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.Este afán mío por organizar es reciente. La obra suele acumularse poco a poco de forma imperceptible pero uno se da cuenta de golpe. El primer propósito que tiene el orden que planteamos es de crear espacio. Crear espacio para seguir acumulando. Un sinsentido. Como tantos.
A continuación
podemos pensar que, ya puestos a guardar, se puede aprovechar para algo
más. Ya no se trata tanto de archivar como de revisar.
Y por
último ( ojalá) lo que uno puede plantearse es continuar la tarea previendo la exigencia que nos dará lo nuevo cuando vaya a engrosar el montón pulcramente
organizado. Exigencias de tamaño, forma, material y demás cuestiones prácticas y ordinarias... Pero
no sólo en cuanto a eso , sino también otras exigencias de corte más ...espiritual (¿?) : por el concepto.
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Si me encuentro a elegir entre dos ideas, quizá sea más
inteligente optar por aquella que más y mejor se apegue a lo anteriormente
realizado. Que lo matice, lo enriquezca y que visto en conjunto resulte también
respaldado por lo anterior. ( en fín: a no ser que se busque un cambio radical.
... En cualquier caso para tomar decisiones es bueno conocer. Es conocerse a
uno mismo)
Yo ahora estoy
con esto de las “cajas abiertas para acuarelas”. Hasta puedo titularlo así. Es una manera de hacer
orden y más que eso: de presentarlo ante un público hipotético o real.
Tengo un problema
de fertilidad con el pincel y en una
pechada de acuarelas me puedo hacer un montón. Un buen taco de papeles
que enseguida andarán de un lado para otro. Conviene archivarlos de inmediato.
Si me apuras conviene tener previsto cómo y donde. De ahí se
ha concretado esto de las “cajas abiertas para acuarelas”
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“Caja” porque
es un contenedor. Un contenedor pequeño, manejable y apilable. Se puede sumar a otros contenedores conceptualmente semejantes y constituir una
unidad dentro de otra mayor. Es una idea bonita, ¿verdad? “abiertas” porque de
este modo se señala que es posible añadir lo mismo que quitar. (Algunas cajas
habrán de quedar “cerradas” pero será por un motivo coyuntural.) Y “para
acuarelas” porque son las acuarelas las que han suscitado la idea y la necesidad.
Debo ampliar “abierta”: estas cajas pueden ser reales.
Objetos físicos con las acuarelas dentro . Pero también pueden ser virtuales y
estar en un archivo con un nombre y un grupo de imágenes
y , si se ve necesario o apetecible, también un texto que las acompañe e
ilustre. ( es gracioso porque normalmente se piensa que son las imágenes las
que ilustran los textos , pero desde luego no siempre) Puede ocurrir que una misma acuarela se encuentre en dos o
más cajas virtuales distintas si se adapta a los diversos temas o conceptos.
La idea me
encanta.
En fin, ya
veremos.
El tema del “Orden”
está aún por zanjar pero lo voy a dejar para otro post porque tengo que hacer
la comida. De todas formas antes de esto quiero añadir una pequeña anécdota
que ilustra que esto de las “cajas” no es original y que soy consciente.
No es original ni en lo que respecta al
concepto pues es viejo como el mundo , ni en lo que a mí concierne pues ya lo
he usado antes. Pero no había caído en la cuenta y hasta que eso no nos ocurre es como si ese “algo” no hubiera
existido ni fuera a hacerlo por más que las consecuencias en nosotros sean
reales y contundentes como un ladrillazo en la frente. No sabremos ver de donde
procedió el golpe.
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.La cuestión es que toda la vida de Dios se llevan organizando todo tipo de trabajos por niveles. Series que agrupan colecciones que a su vez contienen elementos individuales. Podemos hablar de sellos o de recetas de cocina, del cosmos o de bacterias... La necesidad de ordenar es imperiosa y el agrupar buscando conexiones es de lógica: taxonomías.
Lo que ocurre
es que hasta que uno no descubre sus propias conexiones y no las interioriza,
le parecerá un sistema bueno para todo y para todos pero forzado, gratuíto e
impostado cuando se trata de uno mismo.
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.EL caso es que el otro día dando vueltas a esto de las cajas para acuarelas me dí cuenta de que lo llevo haciendo ya desde hace mucho. Tanto como desde la primera vez que acudí a la acuarela. Ya entonces hice una primera cajita con todos los elementos primordiales de estas que ahora planteo: tamaño común, planteamiento semejante y mismo discurso narrativo: casi nulo por cierto. En aquella ocasión no le dí ninguna importancia. Tampoco es que la tenga ahora pero no deja de resultarme curioso y hasta cierto punto sorprendente que todo lo que he cultivado porque ha resultado ser lo más afín a mi temperamento y recursos, despues de una serie de intentos y pruebas en varios sentidos, resulte venir a ser lo que ya hice en primer lugar. Lo primero que me salió de un modo espontáneo y natural. Hay que j...!
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.Y eso cuando ocurrió? Pues hace ya la torta. No recuerdo si la primera o la segunda vez que acompañe a Roberto a la Argentina a ver a su familia. Creo que la segunda... pero da igual. Sí que recuerdo bien que había comprado una de esas cajitas de acuarela que se pueden llevar a cualquier lado por lo poco que ocupan. Tampoco se puede hacer grandes cosas con ellas ... me refiero al tamaño: lo otro depende del talento. Recuerdo que iba con mi cajita a todas partes y que también llevaba un montoncito de hojas que había cortado para la ocasión y que guardaba en una pequeña carpeta de cartón forrada de papel de estraza.
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.Pero , ah! , nunca encontraba el momento de ponerme. Hasta que por fin en una tarde noche, en la finca del campo, mientras Roberto y su madre jugaban a las cartas a la improbable luz de los candiles, acosado por un aburrimiento insoportable, no me quedó más remedio que recurrir a la cajita de acuarelas a pesar de que no me veía yo capacitado para sacarle partido. Ni a las acuarelas ni a la situación que tenía delante.
El problema de
ser un pintor figurativo de esos que pintan lo que ven, es que mientras están haciendo
o viendo algo que les interesa no suelen detenerse a pintarlo. Hace falta
vencer demasiados obstáculos.
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.Eso es lo que casi todos creemos al principio.
Más tarde,
cuando no queda más remedio que pintar por descarte aquello que se ofrece tanto
a la vista como a la ocasión, resulta que lo encontramos de un interés
insospechado. Entonces al pintor
figurativo se le abre un número infinito de posibilidades. Este es un regalo
generosísimo que ofrece la pintura a la vida del pintor. Quizás en compensación a su incapacidad para imaginar
otros mundos.
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.El caso es que en aquella ocasión de enorme aburrimiento me puse a la tarea de pintar a la acuarela primero una dificilisima y blanca flor de magnolia que había cogido aquella tarde . Y luego el pequeño escritorio en el que reposaban el vaso y la flor. Al día siguiente los cruasanes del desayuno y a Roberto que no se levantaba a tiempo ni entonces ni ahora. Y así una lista de cosas y personas, hechas con mucha torpeza y gusto. Gusto no de “buen gusto” sino de contento. Y no por el resultado, al contrario: me parecían imágenes de una gran limitación, sobre todo al contraponerlas con el motivo que aún tenía delante... Aún me lo siguen pareciendo: al igual que todo lo que soy capaz de hacer a la acuarela, pese a lo que digan personas bien intencionadas. Pero me da igual porque el gusto, el placer de pintar con acuarelas se ha mantenido intacto. Incluso se ha hecho mayor desde que me convencí de que el resultado sea cual fuere y quien o cómo lo considere, no iba a mengüar la satisfacción. A veces me parece que es esta emoción de pintar a la acuarela traspasa la imagen.
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Pues bien,
aquella colección de acuarelitas corformó mi primera “caja abierta” pero no lo
he sabido hasta ahora. Si vuelvo algún día continuaré con ella.
Es todo un tango, ¿no es cierto?
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