Acerca de “no te esperaba tan
pronto”
Son las 9.15 de la mañana, jueves, fiesta: 19 de marzo San José día del padre. Estoy
en el estudio bajo la amorosa cubierta de madera que me cobija de la lluvia que
está cayendo. Gaspar está a mis pies. Los demás en el interior. Acabamos de
regresar de un paseo, también bajo la lluvia que empezó poco después de salir
de casa. Durante casi todo el trayecto y antes: desde que me desperté; llevo dando vueltas en mi cabeza a lo que ahora pretendo escribir si es que tengo la
fortuna de encontrar las palabras. No siempre es fácil. Y no se trata de que
suene bonito. Me conformo con que suene real. Es curioso cómo tenemos
sensaciones que no llegamos a poder expresar...Por torpeza, por falta de tiempo
o de capacidad de observación y de concentración...o quizás porque son
ocurrencias que como una vía muerta no llevan a ningún lugar.
Promesas de algo certero que deja de serlo al tirar del hilo. Como pescar una
bota vieja . En cualquier caso hay que intentarlo.
Ayer o antes de ayer, escribí un
mensaje de recuerdo para que las personas que tengo en el correo supieran que
había publicado una nueva entrada. Dado que la nueva entrada y el consiguiente aviso se habían lanzado en un breve lapso con relación a los anteriores, decidí poner la tirita antes que la herida y en el "asunto" del mensaje escribí "no te esperaba tan pronto". Con ello hacía también referencia al nombre de un cuadro pintado hace tiempo. Uno de mis favoritos. El cuadro y el nombre, los dos. Con ellos buscaba referirme no sólo a la llegada imprevista de
una primavera que se presentaba en el tema del cuadro en la forma de un
espino rojo en flor... sino a que las cosas , a menudo , muy a menudo, ocurren cuando ellas quieren y no cuando
nosotros lo tenemos previsto.
Me gusta
rizar el rizo. Es un defecto como otro cualquiera. La obviedad del título
escondía además una broma secreta dirigida a mí mismo; pues en realidad el
“no te esperaba tan pronto” era un guiño al hecho de haber
acabado la pintura mucho antes de lo que me esperaba. En el cuadro abordaba un tema bastante
complejo. De esos que atraen por su evidente interés pero da miedo
acercarse por la dificultad que plantean. De hecho me había estrellado
dolorosamente no hacía mucho tiempo con otro tema parecido a este y todavía lo tenía presente.
Sin embargo la sorpresa de la primavera y la festiva contundencia de las florecitas
rojas se aliaron y decidí jugármela de nuevo. Y para mi gran
alegría la “cosa” funcionó.
Se habla mucho de la inspiración.
Es evidente que por sí sola no logra nada, pero también es evidente que existe
y que es determinante. Si la inspiración falla no hay nada que venga a
suplirla: ni la fórmula, ni la técnica, la práctica o el trabajo. Nada. Personalmente creo que
es mejor un resultado inspirado que otro bien hecho.
No se muy bien qué se puede hacer para
convocar la inspiración a nuestras vidas pero creo que algo hay en animarse a afrontar
riesgos. Creo que cuando uno no está muy seguro de cómo se hace algo pero a
pesar de todo se atreve, se activa en nosotros un plus de intensidad y de
atención que se “transfiere” a lo que nos traemos entre manos. Esto no tiene
nada que ver con actuar de forma alocada o inconsciente pero comprendo que no
sea sencillo poner el matiz.
Esta mañana me he despertado
pensando en este cuadro y haciendo analogías entre los significados que le dí y
los que le doy a mi vida. Especialmente al momento presente. La vida pasa
tremendamente a su aire. Los acontecimientos se precipitan y uno tiene la
sensación de estar preparando permanentemente sandwichitos de pepino mientas
los invitados a la fiesta ocupan el salón ¡Pero si no os esperaba tan pronto! y
por último se van mientras uno todavía se afana en tenerlo todo listo.
2 comentarios:
Feliz primavera Jorge,
seguro que vendrá llena de imágenes que nos alegrarán la vista y el ánimo muchos momentos.
un saludo,
ana
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