Ya he terminado con el cuadro. Si fuera
una gallina, cacarearía; como no lo soy, edito un post. Estoy contento, esa es la cosa.
Además de contento estoy sorprendido porque
más o menos ha ido todo según lo previsto, incluidas las sorpresas. Lo que
quiero decir es que no suele ocurrir, o al menos no a mí. Creo que pintar tiene
mucho de estrategia o de técnica o de lo que sea que intentan enseñar en las
escuelas. Cada uno vamos adaptando esas enseñanzas y desarrollando estrategias propias que más tienen que ver
con lo que uno es; lo que quiera que esto signifique.
.Método y forma de ser han de ajustarse continuamente
el uno con el otro y no imponerse ciegamente porque son tantas las pequeñas
cosas que ocurren con cada pincelada que es fácil dejar de reconocerse en lo
que estás haciendo.
El pasado domingo escribía lo siguiente:
Esta
mañana mientras preparaba el café pensaba que cuando uno mira mucho tiempo fijamente
una cosa, aquello termina por perder la forma original y se convierte en algo
estúpido. Por mucho que quieras algo hay que dejarlo respirar para no ahogarlo
ni ahogarte tú.
Supongo que lo pensaba porque hoy es domingo y me voy a tomar
el día libre. No voy a pintar (ni blog ni nada) De todas formas sí que le he
echado una mirada al cuadro. Está muy chulo. Le queda el pino más cercano y
“amarillear” el suelo; pero el cuadro ya se “ve”. Ha quedado muy bien: Puedo
estar satisfecho. Es un cuadro limpio. Tiene luz, color y dibujo. Es sencillo.
Está resuelto con sencillez. Quizás sea por los dibujos y bocetos que hice
anteriormente. La estrategia funcionó. Quizás también ha sido importante que atinara a
modificar el rumbo sin perder la dirección cuando las cosas no salían
exactamente tal cual las había imaginado... porque... también hay que reconocerlo: no es el cuadro
que tenía en la cabeza. Quizás ese cuadro no se podía pintar. He hecho una adaptacion.
.
Me pregunto cuantas de las obras que admiro
son adaptaciones de lo que el artista tuviera en su cabeza. (Si es que había algo) Al proyectar algo es
difícil considerar todas las posibles desviaciones que pueden ocurrir e irse acumulando. No contamos con que los pinceles no obedezcan del todo; que los
colores no sean exactos, que la composición no se pliege al formato... Al
final, por tanto, hay que transigir. Además...la imagen que tenemos en la cabeza
y de la cual partimos, por más que tengamos un motivo de referencia, no es una imagen precisa. Justo es reconocerlo. Por lo tanto es en vano intentar hacer una
transcripción exacta de algo que no está claro. ¿O no lo es? A veces a base de
tanteos me he acercado a lo que buscaba. “Acercado” No hay que darle más
vueltas. Creo que es un acierto reconocer y aceptar las limitaciones. Las
propias y las del medio... y las del a vida en sí. De ese modo se puede
profundizar en las posibilidades que sí que ofrece la tarea, en lugar de estar dándose
de cabezazos inútiles contra lo que no puede ser.
Ooshi espera a que termine de escribir para que le abra la puerta de la calle |
1 comentario:
Encontrar el equilibro entre el método y la forma es esencial para encontrarse uno mismo. Esto valdría para casi cualquier cosa que se haga (poesía incluso que es lo que yo intento escribir).
Otro punto esencial: "está resulto con sencillez" Resolver algo con la maestría de la sencillez, ahí está el "más difícil todavía":
llegar a pintar (aunque sea con palabras), "esa luz" de una forma sencilla.
Por cierto, escribes muy bien, tus cuadros de palabras son también sencillos y luminosos.
Un saludo,
ana
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