jueves, 26 de septiembre de 2013

nuevas pinturas








                                                                                                             Casi todas las mañanas me levanto muy tempreno y despues del primer café y de poner la comida a los gatos me voy con mi perra a correr por La Casa de Campo que está muy cerquita de donde vivo.

 
A nadie le gusta madrugar con despertador pero levantarse con el Sol es otra cosa. A "Curra" también le gusta y siempre está lista antes que yo. Por suerte al princípio no hay que emplearse a fondo ya que
los primeros  minutos son de suave bajada hasta llegar al nivel de arroyo Meaques (es fácil de imaginar de donde le viene el nombre)   Luego nos internamos por una zona fantástica que está llena de olmos, arces y fresnos. También hay robles, algún tamarindo y álamos blancos. Dentro de poco será otoño y meterse por aquí es como ir de fiesta.




Pero a donde quiero llegar con impaciencia es al Pinar de las Siete Hermanas porque es lo que me propongo pintar en los próximos ...¿días, semanas, meses?

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No se el tiempo que me llevará. Es un tema
complicado: tiene mucho dibujo, matices de color y sobre todo problemas de composición porque lo que quisiera plasmar es la sensación de estar entrando en el bosque. Nada de verlo desde fuera o desde lejos como en esta foto. Con una foto no lo consigo. Yo al menos no. He hecho ya un montón. Me acerco a lo que quiero si hago muchas fotos por partes y luego las junto como en un puzzle. Así obtengo una visión panorámica muy fuerte. Hay objetivos para las cámaras que funcionan así y van al grano; pero yo no lo tengo. Prefiero mis métodos chapuceros.


A "Curra" le gusta el pinar porque encuentra a su paso muchas piñas que inmediatamente va dejando a mis pies a ver si me animo a jugar con ella; pero yo no hago otra cosa que mirar a las copas de los árboles para sorprender el primer rayo de sol. 


 A continuación del  bosque se inicia una subida que a "Curra" se le antoja siempre muy prolongada. Podemos elegir subir por senderos sinuosos o como hoy, hacerlo por la pista forestal, que es más fea pero más rápida. Y es que yo empiezo a agobiarme porque me temo que me he entretenido y no voy a llegar justo a tiempo al sitio que quiero fotografiar



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.El cielo anda lleno de estelas de avión y me invita a pararme a contenplar, pero yo corro como el conejo  de Alicia en el Pais de las Maravillas porque no llego, no llego.


Quiero alcanzar una pequeña loma, bastante anodina por otra parte, que siempre me hace recordar a mi prima Ana cuando paso por allí. No hay nada especial en el lugar ni nada que  los  relaccione. Sin embargo un día me vino a  la mente cuando pasaba por allí y ya siempre desde entonces. Me gusta.

Este es el sitio ¿Ves? No tiene nada de especial. Tiene mucho cielo, eso sí. 
Ayer estuvo completamente despejado y las nubecillas de hoy no enturbiaban la salida del Sol. Pero ayer no llevaba la cámara. No importa. Lo tengo en la cabeza. Voy a pintar un segundo cuadro en el que se vea el Sol asomando justo encima de esta loma y lo voy a pintar pensando en mi prima Ana. Madrid se ve al fondo pero no sé si lo voy a incluir en el cuadro: Es lo bueno que tiene la pintura: que pones y quitas lo que te de la gana para hacer que las cosas sean más de verdad.









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