Eloísa V. es la mujer más bella del mundo. Se que esto suena ridículo y grandilocuente, y se que además es falso, pues tal título no puede corresponder a nadie... pero me da igual y ni puedo ni quiero evitar que cada vez que en mi memoria la presencia de Eloísa (Elo) se concita, esta frase, como una coda, acompañe su recuerdo. Hace más de diez años que no veo a Elo. Más o menos los mismos años que he tardado en pintar este cuadro. Cuando por fín terminé su retrato y le mandé la foto, me contestó muerta de la risa que ya no era la mujer en la que me había inspirado para hacer la pintura. Ahora estaba contenta con su trabajo, felizmente casada y tenía dos niños. Me alegré porque era lo que siempre había querido para sí misma y que estuvo a punto de no conseguir, en gran medida por culpa de su belleza. Esta es la historia del retrato de una persona que ya no existe.
la mujer más bella del mundo
|
Como no tengo ningún derecho a contar la historia de nadie sin su consentimiento, menos aún cuando la historia que yo conozco es parcial y casi seguro que reinventada, me voy a limitar a seguir los pasos del cuadro que en su primera version no es este que está sobre estas líneas, sino este otro que está debajo
elo en mi estudio |
Muy diferente, ¿verdad?. En la época en que pinté este retrato yo llevaba ya un tiempo de regreso de una especie de retiro infructuoso de dos años en busca de la inspiración y el sentido de pintar ...o de la vida, no me acuerdo. El caso es que me cansé de no hacer nada y todavía seguía convencido de que no saber pintar. Ni cómo pintar ni sobre todo porqué y para qué. Aún no lo se pero he logrado convencerme de que el día que alguien pronunció la frase "hacer de la necesidad virtud" estaba procurandole un lema a gente como yo. Sea como fuere, pintar era algo que me gustaba hacer y empecé a pedir a mis amigos que vinieran al estudio para posar y charlar un rato. Así podía juntar dos de mis actividades favoritas: pintar y divagar. Del resultado de estos encuentros salieron unos cuantos cuadros. Este de Eloísa fué el último. Pero no quedé satisfecho.
Durante mucho tiempo el cuadro quedó tal cual . Hay que entender que los "diez años" que tardé en pintar el retrato es un uso muy libre del presente contínuo. Me había cambiado de estudio y ...en fin....muchos cambios. El caso es que seguía pensando que al cuadro le faltaba un elemento muy concreto que explicara la contradictoria circunstancia de la vida de Elo: una mujer cuya belleza era una barrera para una vivencia "cordial" del amor. No porque ella estuviera incapacitada sino porque los hombres quedaban cegados y no llegaban a "verla" realmente. Así que quise pintar un tío en el suelo, víctina y verdugo al mismo tiempo y , como yo me veía muy limitado para inventarme ese personaje, le pedí a un amigo que posara para el cuadro. El resultado fué una catástrofe porque me dejé llevar y la nueva figura se impuso a todo lo demás y ¡tapé por entero todo lo que había hecho con tanto esfuerzo: eloísa, los tulipanes, el perro...TODO!
Eloísa quedó dormida como una princesa de cuento bajo capas de pintura hasta que un día yo mismo soñé -lo juro que fué en un sueño- que volvía a sacarla a la superficie, a la vida. Así que como un caballero andante armado de quitamanchas y estropajo en lugar de lanza y escudo , me puse a frotar hasta descubrir de nuevo el rostro y la figura de Elo.
elo y los símbolos |
Repinté el cuadro casi por entero como veis en la foto. Mantuve parte del experimento anterior en forma de espejo o bola de cristal un tanto maligna y añadí la serpiente y la rama de manzano con la flor y el fruto en representación del candor y la maldad. También tracé un piso por el que caminar fuera pura incertidumbre; en parte porque me lo pedía el cuadro y en parte porque Elo siempre se sentaba como si quisiera mantener el suelo lo más alejado posible de su cuerpo. Añadí a todo esto unas palabras sueltas de la "Salve" y la imagen de "la Gata Flora" , un personaje del que los argentinos dicen que "cuando se la ponen grita y cuando se la quitan llora". En resumen: demasiadas cosas. Tantas que el cuadro me agotaba tan solo de mirarlo; pero no podía dilucidar si era mi cansancio o el del cuadro. No sabía si estaba terminado pero sí que no podía continuar.
Tuve a Eloísa otra vez de cara a la pared durante un tiempo muy largo. Supongo que el necesario para olvidar y superar todo el cariño que has puesto en un proceso costoso y que te nubla el entendimiento cuando has de enjuiciar el resultado. El resultado en este caso no era el que yo buscaba. No digo que el cuadro estuviera bien o mal; es que no era el que yo quería ver. De modo que volví a taparlo. Pinté un paño liso en el suelo y tracé este dibujo con la figura del hombre carnal y ausente que desde un princípio me había imaginado. Quizás tenía que haber empezado por ahí; sin embargo ocurre que yo he pintado siempre lo que tenía delante e inventarme una figura y meterla en un cuadro era algo que no me planteaba. Así de sencillo, así de tonto. Hasta que no me quedó más remedio. ¡Menos mal!
Eloísa y el amante imposible |
Valiendome del dibujo al mismo tamaño del cuadro pude hacerme una idea muy aproximada del resultado antes de seguir fatigando la superficie del lienzo. La verdad es que estaba muy contento y había recuperado la ilusión en el cuadro. Quedé tan satisfecho que pinté otra figura masculina más. En parte para equilibrar la composición y en parte para darle más connotaciones de vacío a las relaciones expuestas en la pintura.
eloísa y los amantes imposibles |
¿Cabía aún darle más vueltas? ¿y porqué no? Los razonamientos obsesivos no tienen en cuenta la lógica. Al cabo de otro tiempo más me dió por pensar que la alfombra era demasiado vistosa y que se comía la importancia que quería darle a las figuras así que la pinté de un verde oscuro casi uniforme y en la esquina superior metí una lámpara doble jugando al equilibrio en primer término para acentuar la perspectiva y , de nuevo, "la Gata Flora" , esta vez adoptando la forma de mi gato "Ooshi" que aceptó travestirse para la ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario