lunes, 14 de octubre de 2013

dibujos de un pinar

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Este post es continuación de aquel que a finales de Septiembre publiqué con el título de “próximas pinturas” Hablaba allí de mi costumbre de salir por la mañana temprano a correr por la Casa de Campo y de otras chorraditas que difícilmente pueden interesar a nadie salvo a los fetichistas tarados que afortunadamente no se ocupan de personas anónimas. Entonces... ¿por qué escribes de eso? Quizás te preguntes tú, improbable lector. Pues muy sencillo, te contesto yo: escribo de cosas sin interés porque no se me ocurre nada interesante. ¿Qué le puedo hacer si a pesar de todo me gusta escribir? Además... (Voy a hacerte una confesión onanista)... es que a mí sí que me interesa lo que escribo. Sé que no es interesante pero a mí sí me interesa. ¿Es esto posible? Pues ya ves que sí. Debe ser  cosa del Ego, digo yo.  Tú lo comprendes todo pero aún así no terminas de entender: ¿por qué entonces no te guardas tus insípidas…loquesea...para la privacidad de un diario personal? Y yo te contesto que igualmente se lo achaco al Ego y que por otra parte eres realmente ingenuo/a si piensas que esto lo lee alguien; de modo  que efectivamente sí es mi diario personal. Bueno, personal /profesional; porque si piensas que esto es aburrido, ni te cuento lo que pensarías si escribiera de mi vida estrictamente personal, de modo que vamos a dejarlo así.



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El caso es que en aquél post anotaba que me proponía pintar dos cuadros con sendos  motivos- lugares por los que paso por las mañanas durante la carrera. El primero es el llamado Pinar de las Siete Hermanas. Desconozco porqué tiene este nombre  de cuento y no sé si merece la pena averiguarlo a riesgo de que la razón sea tan prosaica como mis anotaciones. De momento prefiero creer que el nombre se debe a un motivo que está a la altura de la magia que tiene el lugar. Que es precisamente la magia que me gustaría poner en el cuadro. 


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El segundo lugar- motivo no tiene nombre, al menos conocido por mí y si me apuras tampoco tiene magia ninguna. Pero inexplicablemente, como lo  que escribo en este blog, a mí sí que me interesa. Me produce una sensación especial cada vez que paso por allí y no creo que lo pueda achacar a mi ego así que voy a pintarlo y a ver qué ocurre. 


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De momento estoy con el pinar.  Ahora es cuando debería entrar en materia y contar lo mucho que me está costando meter árboles de treinta metros en un lienzo de tan sólo 160 x 200, y de los dibujos que he hecho usando la memoria porque con la vista no me alcanza y de unas acuarelas en las que  el gato se hizo pis (supongo que no le gustaron) ...pero ocurre que a los pocos amigos a los que prácticamente obligo a seguir este blog me dicen que los post son demasiado largos (¡pobrecillos!) así que en consideración a su paciencia creo que lo voy a dejar aquí.
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dime por cierto, improbable lector/a, cual de las cuatro versiones te gusta más.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mi es muy interesante conocer el proceso de creación de un artista, me ha encantado el post.
La versión que más me gusta es la última; el pinar desde dentro, me trasmite movimiento.
Un abrazo.

Alicia dijo...

La primera!