martes, 22 de octubre de 2013

ni idea de lo que estoy diciendo



Ni idea de lo que estoy diciendo.



Hace unos meses estaba de lo más afanado en sacar adelante un cuadro que me estaba dando multitud de problemas. Por mucho que lo intentes  y tengas previsto todo lo previsible las cosas se tuercen y san se acabó. No hay nada que hacer salvo trabajar, pintar me refiero, y confiar en que la pintura te vaya guiando y tú sepas atender a sus indicaciones. No es que pintes a ciegas pero casi. Avanzas por el cuadro tanteando a base de pinceladas y, como ya te ha pasado otras veces, sabes que es cuestión de tiempo. Pero puede ser muy desesperante. Lo bueno que tienen estos extraños procesos es que la salida o la resolución está  donde no te la esperabas y el resultado supone llegar a un lugar donde nunca antes habías estado. Algunos pintores se meten deliberadamente en problemas porque eso les obliga a ser más creativos. Dicen. Desde luego no es mi caso. Me fastidia que se me tuerza un cuadro. Pero son gajes del oficio, cuento con ello e intento, llegado el caso, hacer de la necesidad virtud.  Y por cierto: es completamente falso eso que dicen  de que las cosas cuanto más te cuestan más se disfrutan al final. Es confundir completamente las cosas. Lo que sí que ha de ocurrir es que por arduo que se vuelva el proceso en algún momento has de conseguir imponerte al esfuerzo o a la incertidumbre o a lo que sea que te esté costando y disfrutar. Disfrutar durante, no al final...porque si no disfrutas mientras pintas el cuadro eso se va a notar y es lo que el cuadro mostrará. Un cuadro terminado en esas condiciones no lo quiero para mí.





Lo siento, se me fue la cabecita. En fin: que mientras pintaba ese cuadro tenía en el estudio un pequeño ciclamen blanco que no dejaba de echar flores durante todo el invierno con  generosidad apabullante. Yo pasaba la vista sobre él lo mismo que sobre los chécheres del estudio sin prestar demasiada atención, como hacemos cuando algo absorbe toda nuestra energía e  interés. Un día, cuando ya estaba totalmente bloqueado frente al cuadro de mi obsesión lo aparté del caballete y puse otro lienzo en su lugar. Era un lienzo bastante grande; pero no más que el callado cariño y sostén que la plantita me prestaba estando allí.  De modo  que no me pareció inadecuado pintarla así, tal cual, sin más. 


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   .  .Por cierto que lo pasé tan grande como el lienzo y además me salió en dos patadas. Creo que se nota.



1 comentario:

ana dijo...

Hola, me gustaría saber si es posible comprar algún cuadro. Saber dónde hay que dirigirse, si tienes un estudio o lugar donde se pueda acudir...
me gustan mucho tus trabajos. Espero respuesta, puedes escribirme un email a monbijoux@msn.com
Gracias y un saludo,
ana